Explore el vínculo entre los alimentos ultragrorados y la enfermedad cardíaca de NIH
El uso de alimentos ultra expresados ha alcanzado un nivel sin precedentes en los Estados Unidos. Se estima que hasta el 70 % de la dieta estadounidense proviene de estos productos, que incluyen perros calientes y papas fritas en bebidas azucaradas y nuggets de pollo. Estos alimentos se han modificado con adiciones para mejorar su gusto, textura y duración, pero cada vez más investigación los asocia con graves problemas de salud.
Las relaciones entre los alimentos ultraproysted y las enfermedades cardiovasculares son una cuestión de creciente ansiedad en la comunidad científica. Aunque la investigación ha sido limitada en esta región, un estudio reciente, implementado por el Instituto Nacional del Corazón, los pulmones y la sangre (NHLBI), ha encontrado evidencia significativa que conecta el uso de estos alimentos con un alto riesgo de enfermedad cardíaca y accidente cerebrovascular.
En este estudio observacional, que analizó más de 1.2 millones de datos de personas, aquellos que han consumido la cantidad máxima de alimentos ultrapraysed fueron más del 5 % en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, el 20 % de la enfermedad coronaria podría sufrir un riesgo del 9 %. Estas búsquedas fortalecen la ansiedad de los expertos sobre el impacto de estos productos de salud.
Los investigadores identificaron que algunos alimentos ultraprosidos eran particularmente perjudiciales para el corazón. Estos incluyen perros calientes y salchichas como azúcar y carne procesada. Sin embargo, no todos los ultraproysids parecen ser los mismos efectos negativos. Algunos productos como el grano integral, el yogurt y ciertos tipos de desayuno mostraron una baja conexión con la enfermedad cardíaca.
El problema de Ultra -Prasad excede su composición. Un estudio clínico realizado en 2019 por los Institutos Nacionales de Salud (NIH) ha demostrado que las personas ricas en dietas en estos alimentos basados en alimentos procesados mínimos tragan calorías más rápido que los portadores de dietas y aumentan de peso. Esta búsqueda sugiere que las calorías ultragueadas pueden fomentar el consumo excesivo, lo que resulta en la obesidad y aumenta el riesgo de enfermedad cardíaca.
El Dr. Kevin D Hall, el principal autor del estudio, explica por qué Ultravrosus conduce a una mayor ingesta de calorías, la clave para reducir su impacto en la salud. Algunos procesos posibles incluyen inflamación, sistema de prevención y cambio en el microbio intestinal. Actualmente, el salón y otros investigadores están explorando estos factores en nuevas investigaciones.
Además de los efectos cardiovasculares, se ha agregado un consumo ultravertido adicional al exceso de enfermedades graves como la hipertensión, la diabetes tipo 2, el cáncer y los obstáculos crónicos como las enfermedades pulmonares. También se ha demostrado que estos productos mejoran aún más la discriminación de la salud, ya que son más accesibles y asequibles para personas de bajos ingresos, que a menudo tienen menos acceso a opciones saludables.
A pesar de la creciente evidencia sobre sus efectos negativos, aumenta el uso de alimentos ultraprayados. La Dra. Alison Brown, NHLBI, advirtió que aunque estos alimentos podrían ser difíciles de eliminar, reducir su uso es una de las mejores estrategias para mejorar la salud. Sugiere que las etiquetas de los productos leen cuidadosamente, priorican la dieta basada en granos integrales, frutas y verduras y evitan las grasas saturadas de alto nivel, los azúcares asociados y los alimentos de sodio.
En este contexto, las dietas dietéticas, como los métodos dietéticos para detener el procedimiento de hipertensión (DASH), han demostrado ser efectivos para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares mediante la promoción de la ingesta de alimentos frescos y naturales.
Dado que los investigadores están explorando los procesos correctos detrás de los efectos nocivos de la ultrapsad, las evidencias actuales son claras: estos productos están contribuyendo a enfermedades crónicas. Su uso puede ser una de las estrategias más efectivas para mejorar la salud pública.
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